Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 2 de septiembre de 2016

La función debe continuar

Rudy e Iván eran los miembros más antiguos del circo. Rudy había ejercido electricista, fontanero, carpintero y armero e Iván, que  empezó repartiendo propaganda, fue un niño pillo con los payasos, ayudante del mago y trapecista, pero su verdadero éxito lo alcanzó cuando aceptó ser el hombre bala.

La jornada había empezado con normalidad ese día. Actuaron, entre otros, los trapecistas, un tragasables, dos contorsionistas, el domador, dos magos y los payasos, hasta que llegó el momento más deseado. Con un gran redoble de tambor, el director anunció la presencia del gran Iván Rotrovic —"el único hombre capaz de volar con la elegancia de un pájaro y la velocidad de un obús"—, mientras Rudy,  vestido con galas militares y una gran antorcha en la mano, se disponía a encender la mecha del cañón. Pocos segundos después se oyó una potente explosión, pero en vez de la algarabía habitual, se hizo un profundo silencio. En la pista central los payasos se miraban cubiertos por un fino polvo gris, que flotaba en el aire y caía sobre los espectadores, las azafatas, los vendedores y los músicos, que habían dejado de tocar.


Sólo Rudy conocía la última voluntad de Iván, que había sido incinerado la mañana anterior.

Gente de circo de Fernando Botero

4 comentarios:

  1. ¿vocación circense hasta el final o resentimiento y deseo de venganza hasta el final?

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    1. A mí me parece vocacional, vocación a su trabajo, a su venganza, a reírse del desprecio... Puede que de todo un poco.

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  2. Es impepinable, la función debe continuar, totalmente de acuerdo. Qué mejor homenaje!!!

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  3. Una hermosa despedida, aunque puede que a alguien no le hiciera gracia.

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