Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 30 de noviembre de 2018

Peregrinaje

Bañera, de Pablo Bonifacini

Se había quedado abierto el grifo de la bañera, el tapón cayó sobre el desagüe y el agua fue subiendo hasta rebosar, arrastrando al patito de goma. El desbordamiento lo dejó caer al suelo y la corriente lo llevó por el cuarto de baño y pasillo hasta el salón, desde donde cayó por las escaleras al jardín. Los aspersores lo empujaron a la alberca, por el salidero de riego llegó al arroyo y de ahí, arrastrado por la corriente del río, a su desembocadura.
Un fuerte viento de levante lo liberó de los juncos de la orilla, lo subió a las copas de los pinos y lo arrastró hasta el tejado de la vieja fábrica de juguetes donde, por fin, pudo reunirse con sus hermanos.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Agravio en la Montaña Sagrada

Las perlas de Afrodita, de Herbert Draper

La rebelión había comenzado en las faldas del Olimpo. Hefesto, el maltrecho y despreciado hijo de Hera, reunió en una de las casas de la vieja Atenas a Afrodita, Poseidón, Apolo, Hermes, Pan, Ares y Heracles, para derrocar al tirano Zeus, y devolver la paz y la libertad al maltratado pueblo griego. Organizó cuidadosamente el golpe: Afrodita, con sus artes amatorias, seduciría a Zeus, Pan entretendría a la corte con una comida pantagruélica, Apolo debía arengar al pueblo para prometerles un futuro mejor, Ares convencería al ejército para que se uniera a los rebeldes, y Hermes obtendría ayuda económica de todos los comerciantes. Todo salió según lo previsto, y fue entonces cuando Poseidón desató una gran tormenta y un fuerte terremoto, y Heracles rompió las puertas de la fortaleza liberando al pueblo de la tiranía de Zeus y su corte.
En pocos días, Hefesto nombró un nuevo gobierno y presentó al pueblo a sus colaboradores. A Poseidón lo encargó de la defensa de la naturaleza, a Apolo lo nombró ministro para las artes, a Ares de la guerra, y a Hermes de economía. Pan tuvo que asegurase de que el pueblo no volviera a pasar hambre, y Heracles fue nombrado jefe de las milicias.
Solo faltaba Afrodita, que no asistió a la última reunión. Allí decidieron expulsarla del Olimpo, por puta.   

El que esto suscribe en absoluto comulga con las peregrinas ideas de tan ancestral machismo.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Encuentro con la Muerte

La muerte y la doncella, de Egon Shiele

—Hola, te veo cansada.
—No, quizás algo desanimada. Mi trabajo es penoso, siempre haciendo daño, y hoy te toca a ti.
—Tranquila, no lo tienes que ver así. Cuando acaba una vida empieza otra.
—Eso dicen.
—Puede que la otra sea mejor, eterna y plenamente feliz. Yo tengo esperanza.
—No sé, nunca me lo he planteado, no es parte de mi trabajo.
—Desde siempre nos han enseñado que hay otra vida ¿Cómo no vas a saberlo?
—Te digo que no sé lo que hay después, nunca he muerto y me temo que nunca moriré.

viernes, 9 de noviembre de 2018

El nuevo pacto de Noé

El Diluvio Universal, de Miguel Ángel Bounarroti

El Papa escuchó la voz de Dios:  Y he aquí, yo traeré un diluvio sobre la tierra, para destruir toda carne en que hay aliento de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra perecerá. Inmediatamente reclutó a hombres y mujeres, unidos por el amor y oficio, para así asegurar la supervivencia y el buen orden de la humanidad. Eligió, entre otros, a parejas de médicos, albañiles, abogados, artistas, agricultores y pescadores, políticos y gobernantes, empresarios, ladrones e indigentes, todos con sus familias, y por último, a sacerdotes, monjas, obispos, abades y abadesas, con sus respectivos sobrinos y sobrinas.
Llovió durante cuarenta días y cuarenta noches, y cuando por fin la paloma trajo la rama de olivo, solo encontraron desolación. Pero el espíritu humano nunca se da por vencido y, en poco tiempo, los médicos volvieron a sus hospitales, los albañiles al tajo, los abogados al bufete, los artistas a sus estudio, los agricultores al campo, los pescadores a sus barcos,  los políticos a sus escaños, los gobernantes a las poltronas, los ladrones a sus escondites, los indigentes a sus esquinas, los religiosos a los conventos e iglesias, sus sobrinos y sobrinas a las visitas ocultas y el papa a su sillón de San Pedro.
A los pocos días el arco iris anunció un nuevo pacto: En cuanto a ustedes, sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra... que nada cambiará.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Estreno mundial

El violinista, de Alejandro de Miguel

Gracias al mecenazgo del Duque Albrecht Von Kernt-Meller se había construido el Gran Teatro en su ciudad natal. Para su inauguración se había programado el Concierto para Cincuenta Violines, que el noble había mandado componer para celebrar la mayoría de edad de su hijo, verdadero amante y virtuoso intérprete de dicho instrumento desde la tierna edad de los cinco años.
Las expectativas eran grandes. Media docena de violines tocando al unísono una música serena y  envolvente que elevaba el espíritu a las más alta cotas —rezaba el programa de mano.
Un aplauso recibió al director, a los músicos y, en especial, al duque y a su hijo, que subió al escenario portando un Stradivarius, regalo de su padre. El inicio de los cincuenta violines tocando al mismo tiempo, sin ningún otro instrumento, asombró al público, que se vio inmerso en una atmósfera etérea solo rota por los continuos errores del duquesito, que desafinaba una y otra vez. Entre el público, algunos se taparon la boca para disimular una sonrisa traidora, otros guardaron un respetuoso silencio y una parte pensó que no eran sino una genial extravagancia del compositor. En cualquier caso, terminado el concierto, un prolongado aplauso premió la labor de los violinistas, la inspiración del compositor y la dadivosidad del mecenas.
El duque no fue ajeno al éxito, pero tampoco a los desatinos de su hijo, y buscó una solución. En dos días reestrenaría la obra, que anunció en grandes carteles por toda la ciudad: Concierto para Cincuenta Violines y Violín Solo. Solista: Ernst Von Kernt-Meller.