Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

domingo, 31 de julio de 2022

Después de la tormenta

¡Aún dicen que el pescado es caro!, de Joaquín Sorolla

En la antigua pescadería del puerto se podían ver los restos de la pesca que no se vendió la jornada anterior, y que ya empezaban a oler mal.

            Fue una mañana fría, de poca venta. Emilia reparaba las redes, mientras esperaba a su marido, preocupada porque el tiempo desapacible, la lluvia y el oleaje de la costa gallega hizo que solo salieran a faenar los más atrevidos o necesitados. Ella le imploró que no saliera —«te estás haciendo viejo, Martín», le advirtió—, pero él contestó que estaba harto de comer sopas de pan.

            Cerca ya el anochecer, se dirigió al puerto, pues a esa hora debería llegar el barco con una nueva carga, pero solo encontró a otras mujeres, que observaban en silencio el mar embravecido y escudriñaban el horizonte.

            Al día siguiente miraban juntas al mar en calma, y el pescado cada vez olía peor.

martes, 26 de julio de 2022

El protagonista

Lágrimas de sangre, de Oswaldo Guayasamín

Intenté salir con todas mis fuerzas. Quise abrir la puerta que me impedía el paso y que parecía atascada, sin picaporte ni cerradura. Busqué inútilmente alguna ventana o un resquicio por el que entrara algo de luz y me vi rodeado por cuatro paredes lisas, frías. El silencio era absoluto en el espacio frío y angosto que me rodeaba. Para relajarme procuré respirar hondo hasta llenar los pulmones, pero no había aire. Aporreé la madera que me impedía el paso y grité cuanto pude, pero no me escucharon. Oí entonces unas oraciones susurradas, un llanto apagado y unos pasos que se alejaban. 

martes, 19 de julio de 2022

Premonición

El campo de maíz, de Vicent van Gogh

Caminaba tranquilo por la calle cuando noté que me daban unos golpes en la espalda y una voz me alertaba de que iba a tropezar con una rama caía de un árbol. Me volví y vi a un joven mendigo sentado en el suelo, junto a un portal.

¿Cómo lo sabes? —le pregunté asombrado al ver su aspecto—. No tienes ojos y no has podido verme a mí ni al obstáculo.

—El olor, es por el olor de tu sangre.

—Pero, tampoco tienes nariz, y son nariz no hay olfato.

—Estoy seguro de lo que te digo.

—¿Y es posible que me hables y me oigas, sin boca ni orejas?

—Siento tu pensamiento y tú, si te esfuerzas, puedes adivinar el mío.

—El caso es que me ha parecido que me golpeabas la espalda al avisarme del peligro, pero no creo que sea posible, te faltan ambas piernas para levantarme y los brazos para tocarme.

—Sé que puedes sentirme como yo te siento a ti.

Seguí andando confuso hasta que tropecé y caí. Con la ropa y ambas manos manchadas de sangre volví la vista atrás y pude ver una sombra informe que pasaba junto a mí y se detenía unos metros más adelante.

 —¿Quién eres?, le pregunté confuso.

—Tu futuro —respondió.

sábado, 9 de julio de 2022

Mi mágica oportunidad de emprendimiento

Ilustración de Eva García para el concurso de relatos Monstruoscopio

Para terminar mi trabajo de fin de curso del taller de brujería le di a mis gemelos una pócima que iluminara su mente, pero algo saló mal y ahí los tengo, de candelabros en la baranda de la escalera. Mis padres no paraban de insultarme por el error y, harta como estaba, les hice un encantamiento y acerté, ahora son dos cuadros colgados de la pared entre unas arañas —antes eran mis gatitos queridos—, que tejen aburridas su red. Mi marido, un ángel caído del cielo, vio el caldero, probó la sopa sin preguntarme y ahí está la criatura, tranquilo y feliz, como un trofeo a mis espaldas. Por suerte bebió muy poco y ha conservado la mirada y el habla. Me dijo que no que no le importaba, que era feliz y que, como buen voyeur, disfrutaba cuando me contoneaba al preparar un bebedizo.

Yo ya he olvidado mis apuntes y me dedico a investigar mis pócimas con éxito. De hecho, era bajita, rechoncha, pálida y poco agraciada y me llamaban Julita y hoy dirijo el Magic Scape Room Madame Juliette con ofertas lúdico-gastronómicas para adultos. Mi marido, sin embargo, tiene un rictus desabrido que me desasosiega.

Publicada en el Concurso de Relatos Monstruoscopio

sábado, 2 de julio de 2022

Proyecto de estado

Escena de calle en París, de Richard Estes

Estimados compromisarios, señor presidente:

Ante el evidente deterioro de la convivencia que la nación está sufriendo, propongo poner en marcha un plan de actuación dividido en diez fases de dos meses de duración cada una:

 

- Fase 1: Mejorar la programación de televisión y otros entretenimientos para la familia.

- Fase 2: Procurar que las casas tengan las mejores medidas de confort, por ejemplo, aire acondicionado centralizado y electrodomésticos adecuados a las necesidades de cada familia.

- Fase 3: Facilitar la máxima seguridad en el domicilio como puertas blindadas, alarmas, etcétera.

- Fase 4: Formación obligatoria para toda la población de informática, internet y redes sociales.

- Fase 5: Potenciar la venta online para la totalidad de los productos básicos.

- Fase 5: Ampliar el comercio digital para la máxima difusión del ocio y descanso, incluyendo televisión con implantación generalizada de plataformas televisivas gratuitas.

- Fase 6: Obligar que todas las casas tengan balcones y ventanales que permitan una adecuada vivencia con la naturaleza y aire libre.

- Fase 7: Publicitar las ventajas de la vida familiar y autoabastecimiento.

- Fase 9: Vigilar y reprimir las actividades de masas en la calle y locales públicos y privados, como manifestaciones, conciertos, eventos deportivos, etcétera. Se elaborará un programa para garantizar el disfrute en jornadas festivas, y los derechos de protesta o reivindicación, gracias al desarrollo de la red informática.

- Fase 10: Conseguido esto, aprovechar que las familias estén en sus casas disfrutando de los beneficios de nuestro plan de desarrollo para cerrar todas las puertas por fuera.