Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

sábado, 23 de marzo de 2024

Caminante, no hay camino


Falleció justo cuando solo le faltaban por dar quince pasos para completar la vuelta al mundo, que había iniciado catorce años atrás. A pesar de ello, se levantó con esfuerzo y consiguió llegar al final.

El público y las autoridades, que esperaban expectantes con pancartas, música y evidentes muestras de alegría, al verlo llegar sucio, envuelto en harapos y rodeado de moscas, huyeron despavoridos. 

Las aves carroñeras terminaron la fiesta.

No recuerdo como se llamaba.

viernes, 22 de marzo de 2024

Dedicación (empoderamiento)


El paso del tiempo no había hecho mella en la vista ni en el tacto de la costurera cuando se decidió a hacer su gran obra maestra. Sumida en su soledad comenzó a bordar con seda de tela de araña una manta que, por su calidad, belleza y originalidad, le daría fama toda la vida.

A pesar de haber convertido su casa en un gran criadero de arañas, a las que tenía bien alimentadas y a una temperatura constante y adecuada para sacarle el máximo partido, tardó años en terminar su delicada labor para la cama de matrimonio.

El resultado fue espectacular, el cobertor abrigaba tanto como una gruesa manta de lana, pero era tan liviano que parecía que solo el aire cubría a quien se cobijaba en él, si no fuera por los coquetos adornos de seda multicolor que lo ribeteaban y adornaban su centro.  Fue entonces cuando quiso sorprender a su marido, que como cada noche se fue al dormitorio disimulando su vulgar ebriedad, lo desnudó lentamente, lo acostó, lo beso y acarició con dulces susurros, lo cubrió y se quedó mirando cómo se cobijaba al calor de tan sutil tejido, del que ya nunca pudo liberarse.

jueves, 21 de marzo de 2024

Entrevista



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domingo, 10 de marzo de 2024

Trascencencia


Ella no sabía por qué la habían encerrado, solo recuerda que un día escucho hablar de demencia y la cambiaron de habitación.

Llevaba meses encerrada en el cuartucho de la planta alta, sin recibir más visita que la de su hija que, dos veces al día, le dejaba la comida sobre la mesa, y desaparecía con un lacónico, cómetelo todo.

Gritaba, amenazaba, golpeaba la puerta e incluso se lesionaba. «Está loca, es muy agresiva, la demencia la ha trastornado» —decían al otro lado de la puerta sin esperar respuesta.

Un día, una ráfaga de aire abrió la ventana y un rato mortecino de sol le mostró la salida. Fue entonces cuando se dio cuenta que podía volar. Ahora pasea cada noche por la casa, y las antiguas fotos guardadas en los cajones vuelven a aparecer en su sitio.

sábado, 2 de marzo de 2024

Reality Show


A seguir viendo la tele durante toda la eternidad fue la pena que me impusieron por las múltiples faltas que había cometido. Bien es verdad que la mayoría de ellas fueron pecados veniales, que se expiaban viendo películas de sobremesa; pero hubo dos graves, un adulterio y una estafa, que requerían para su perdón la visualización de noticieros; y uno especialmente punible, un asesinato, por el que me castigaron a ver programas de telerrealidad durante dieciséis horas al día hasta el fin de los tiempos. Fue duro, pero todo tiene su contrapartida, me han contratado para un nuevo programa: Mi vida en el infierno.