Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

sábado, 18 de noviembre de 2023

Por primera vez


Quise participar en un concurso por primera vez. Las bases decían que el texto tenía que terminar con la frase «por primera vez». Pensé contar mi primera vez, pero todavía no había vivido esa primera vez, así que, con quince años, salí para vivir contigo mi primera vez… por primera vez.  

viernes, 17 de noviembre de 2023

Sobremesa


En aquel lugar donde habitaban sus recuerdos abrió un desagüe para que el fluir del día se llevara los malos momentos, los miedos y los fracasos, para poder abrirles a sus nietos la ventana de las batallitas, con la peonza, las canicas, las carreras en bicicleta, su pandilla y los primeros devaneos con la abuela.

Hoy, esa ventana es la que da más luz y permite que el desagüe poco a poco se vaya secando.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Coherencia


Hay frases que jamás deben ser pronunciadas, como soy un mierda, pensaba luchando por mantenerse adherido a la nívea, brillante y resbaladiza pendiente, sobre la cual resbalaba lenta e inexorablemente; hasta que el trueno y el subsiguiente aguacero de dos litros por minuto, desencadenado por la amenazante cisterna, lo arrastraron al fondo de la profunda sima. 

jueves, 2 de noviembre de 2023

Visión de futuro


Don Nicomedes Ortiz Lasarte —Nico—, era el alcalde, cronista, boticario, tendero, camarero, cura y padre o tío de su hijo o sobrino, Nicanor —Nica—, en un pequeño pueblo aragonés. No había más habitantes, pero el trío, porque en realidad eran tres, se entendía muy bien. El tercero en discordia era Nicolás —Colás—, el fiel gato, encargado de la limpieza y depuración de ratones y cucarachas. Nico mandaba, Nica obedecía y Colás correteaba insectos y roedores, y así eran felices. Un día Colás desapareció, Nica se fue en busca de nuevos horizontes, y el alcalde, cronista, boticario, tendero, cura y padre o tío perdió a sus ciudadanos, lectores, pacientes, clientes, comensales, fieles e hijo o sobrino. La desolación fue tremenda y don Nicomedes redactó, con la clara intención de conseguir la pervivencia del pueblo, su última orden: «Con fecha de hoy, yo, Nicomedes Ortiz Lasarte, dimito de todos mis cargos, y cedo la totalidad de los terrenos urbanizables de la localidad a la Constructora Nica Nueva Vida, propiedad de don Nicanor Ortiz».