En aquel lugar donde habitaban sus recuerdos abrió un desagüe para que el fluir del día se llevara los malos momentos, los miedos y los fracasos, para poder abrirles a sus nietos la ventana de las batallitas, con la peonza, las canicas, las carreras en bicicleta, su pandilla y los primeros devaneos con la abuela.
Hoy, esa ventana es la que da más luz y permite que el desagüe poco a poco se vaya secando.
Evidentemente para que entre la luz hay que quitar los pensamientos obscuros y vaciarlos por el desagüe.
ResponderEliminarNo sé si te veo pelin escatológico últimamente.
Evidentemente, para correr más hay que soltar lastre.
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