Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 16 de septiembre de 2016

Insomnio

El tic-tac del reloj, el ritmo machacón de la cuna del piso de arriba, el ruido de la lluvia en la ventana, el golpe seco y repetido del chuzo del sereno, el tintineo de las campanillas de la tienda de comestibles, el ritmo frenético de las carreras, el paso regular del batallón, las sirenas, las constantes explosiones de las bombas sobre la ciudad, el martilleo de los recuerdos en la cabeza. Todo le impedía dormir, se levantó para tomar un vaso de leche y pudo ver desde la ventana a unos desconocidos que se acercaba a la puerta.

Hoy, el tic-tac, la cuna, la lluvia, un zumbido, un pitido, un martilleo constante, lo despiertan, cada noche, hasta el amanecer.

Los desastres de la guerra, nº 30: Estragos de la guerra, de Francisco de Goya

8 comentarios:

  1. La guerra había acabado. Al menos para él. Desde su celda no podía escuchar el CHUZO del sereno

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La gurra acabó, pero el miedo, la angustia y el dolor seguían presentes, aunque, como bien dices, la presencia pacífica del sereno, lo reconfortara.

      Eliminar
  2. Es posible que fuera el elecgroshock o las pastillas que los desconocidos le aplicaban con sus batas blancas los que Le trajeron su paz

    ResponderEliminar