Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 23 de septiembre de 2016

El peso de la razón

Aquella cálida noche de alcohol, seducción y palabras susurrantes, perdió la virginidad. Católica convencida de firmes creencias, quiso sentir arrepentimiento, pero cada vez que pensaba en lo sucedido, un desmedido deseo volvía a encender sus mejillas y su imaginación. Decidió por ello acudir a su confesor y escuchó las palabras con las que éste le explicaba las ventajas de la castidad y la necesidad de controlar los instintos.

Ya más tranquila, repasó todo lo sucedido y las razones esgrimidas por el sacerdote y, sin abandonar su fe,  asumió las consecuencias de sus actos, convencida de que debería ir reservando plaza en el infierno.

La confessione, de Francesco Hayez

4 comentarios:

  1. No abandonó su fe. Siguió siendo fiel a sus creencias. Seguía yendo a Misa...pero ya no comulgaba

    ResponderEliminar
  2. Hipócritas, fariseos que sabrán ellos del amor, los "pecados de la carne". Qué tendrá que ver el tocino con la velocidad?, así les va

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, yo no comulgo con sus teorías, pero ahí están, con su producción de sentimientos de culpa, amenazas y miedos.

      Eliminar