Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 29 de abril de 2016

Miedo escénico

Comenzó el día muy excitado, ya que por fin había encontrado la manera de salvar al mundo. Estaba tan seguro que incluso había conseguido resumirlo en quince folios, en los que quedaban meridianamente claros, los problemas que lo aquejaban y cómo podrían superarse en un plazo no mayor de tres meses.

Se puso a trabajar con tal entusiasmo que consiguió reunir un mes más tarde a influyentes dirigentes para que escucharan su propuesta. Sólo había un problema, estaba seguro de que cuando comenzara su discurso, se pondría nervioso, mezclaría las palabras, titubearía y desdibujaría los mensajes. Intentaba tranquilizarse, pero parecía que le hablaban desde su interior: "No podrás, no sabrás decirlo, nunca has sabido leer".


Llegada la hora, se puso en pie detrás del atril y ante la mirada de tan influyente foro, comenzó a leer algo dubitativo, aunque pronto fue tranquilizándose y conforme avanzaba su intervención, fue ganando su seguridad, no sin cierta desesperanza: “Puede que no sepa leer —pensaba—, pero ellos tampoco saben escuchar”.

La retórica, de Pieter Isaacsz

4 comentarios:

  1. 1*: Es importante tener confianza en uno mismo
    2* (y más importante) es peor el que no sabe lo que dice y que haya personas que le dan la razón
    3* proverbio: "si el sabio reprueba, malo; si el necio aplaude, peor"

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  2. Sabio proverbio en un época en la que cada vez más, el necio aplaude al necio y el sabio calla o no es escuchado.

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  3. El pánico escénico hay que vivirlo, es horrible, sólo ante ellos.
    Da igual el público que tengas, ellos creeran lo que digas mientras no te vean dudadr

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    Respuestas
    1. No creo que sea tanto. Hay mucos imbéciles, delincuentes, mentirosos o ignorantes seguros de sí mismos, pero terminan descubriéndose. Creo.

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