—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
viernes, 6 de mayo de 2016
Falsas apariencias
Al ver que el espantapájaros caminaba hacia él, huyó de aquel solitario lugar, ante la mirada
inexpresiva de ese hombre que, sucio y desarrapado, recién llegado a la tierra
prometida, sólo pedía un poco de pan.
Suerte tuvo el desarraigado individuo de que no fuera un antidisturbios perfectamente equipado para expulsar inmigrantes.
ResponderEliminarNo lo era, pero lo mismo lo delató.
ResponderEliminarBienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Lástima que los que se sacian son otros... Cagoen
ResponderEliminarAsí es el reparto.
ResponderEliminar