Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 13 de mayo de 2016

Nº 14465. mujer desconocida. mayo 1964

Juana tenía setenta años cuando se aisló en su mundo interior. No tenía familia ni amigos, ni interés en buscarlos, y su única satisfacción era dar largos paseos por el campo. Llegó el momento en que ya no se relacionaba con nadie, salvo para satisfacer sus escasas necesidades, entre las que estaba dejarlo todo preparado para cuando muriera, por lo que había comprado un nicho y contratado a su único amigo, para que lo cuidara “para cuando ella faltara”.

Un fatídico día, en una de sus solitarias escapadas, tropezó y cayó golpeándose en la  cabeza y falleciendo en el acto. Cuando la encontraron, su estado de descomposición no permitió identificarla, y al no haber ningún aviso de desaparición ni nadie que la reclamara, la enterraron en una fosa común.


El nicho continuó vació, limpio y con flores, mientras Juana descansaba en compañía de otros muchos solitarios, identificada con una fecha, un número y el epígrafe “mujer desconocida”. La noticia de su desaparición y posible fallecimiento llegó a su amigo, que se fue, dejando escrito en la lápida del nicho vacío: "Aquí yace la soledad eterna".

La mujer muerta, de Pablo Picasso.

4 comentarios:

  1. Muchas personas lo hacen, "preparan su muerte" con verdadero mimo. Me ha gustado Eze

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    1. No siempre salen las cosas como queremos. Unas veces salen peor y otras mejor.

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  2. La soledad, te atrae, te consuela, te atrapa y te mata... total quien se va a acordar. Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto, de mi poco o no porque habré dejado de bombardear con el facebook, jijiji

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    1. Es una gran amiga cuando la quieres y una mortal enemiga cuando es ella la que te busca.

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