—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
viernes, 6 de mayo de 2016
Epílogo
La bolsa contenía nuestros recuerdos, solo faltábamos nosotros para completarla.
Si estaban los recuerdos, estaban las personas
ResponderEliminarTienes razón. Vuelve a leer el cuento, le he dado un pequeño giro que creo que lo mejora y se acerca más a lo que quiero transmitir.
EliminarSi estaban nuestros recuerdos, nuestros seres queridos estaban allí. Y nosotros con ellos
ResponderEliminarY ellos con nosotros, me siguen haciendo daño esos recuerdos porque lo stengo a ellos pero no a los que se fueron
ResponderEliminarEn un futuro entraremos en nuestra bolsa y a partir de entonces también estaremos el otras bolsas, en las que nos metan.
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