Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 9 de octubre de 2015

Pelillos a la mar

Así se llamaba en nuevo programa, que sin duda atraería a los telespectadores a "Tele 10", que estaba pasando por unos niveles bajísimos de audiencia.
Habían dispuesto todo, un escenario espectacular, un presentador simpático y alegre rodeado de dos azafatas esculturales, y un público dispuesto a aplaudir y disfrutar con las ocurrencias de los participantes.
Aunque el formato no se diferenciaba mucho de cualquier otro concurso, lo que lo hacía único era el contenido y los premios, para lo cual tuvo que conseguir un difícil acuerdo con el Ministerio de Justicia.
Desde hacía semanas se anunciaba en la cadena y en los periódicos la presencia de maltratadores convictos que estuvieran dispuestos a participar, para aligerar su pena y, de camino, con su ejemplo, concienciar a la población. La dinámica era simple: cada concursante debería justificarse ante un riguroso jurado,  pedir perdón a la mujer maltratada y hacer un acto de contricción; si convencía al jurado, conseguía el perdón de la mujer y si el arrepentimiento parecía real, se le perdonaría la pena pendiente y se le abonarían cien mil euros, que debería compartir con la mujer maltratada.
Las opiniones entre la audiencia fueron variadas, para unos era un refuerzo positivo para la reinserción del delincuente y una ayuda para la mujer, para otros era una humillación que aumentaría los casos de maltrato y un escándalo al convertir un drama en un espectáculo televisivo, bajo la tutela de una Justicia que no sabía cómo abordar el problema.
Se recibieron miles de solicitudes, lo que achacaron a la facilidad con que podría conseguirse el premio, por lo que a instancias del Ministerio, los promotores decidieron  anular las inscripciones recibidas hasta ese momento y redactar unas nuevas bases, añadiendo: Si un concursante volviera a recaer, se  publicará en la prensa y televisión, se multiplicará su pena por cinco y tendría que darle la totalidad del premio en metálico a la mujer.

Las nuevas bases acabaron con la polémica. No se presentó nadie, era demasiado riesgo.

Unos cuantos piquetitos, de Frida Kahlo.

6 comentarios:

  1. No me ha parecido nada extraño que apareciese un concurso así, como un productor lea tu relato... al tiempo. La reinserción de maltratadores, pedófilos, violadores es muy difícil por no decir imposible.
    Ah! una nota trivial... para que el programa tenga éxito el presentador debe ser homosexual. Leni Lavado

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si aumenta la audiencia de la cadena y los ingresos del estado...

      Eliminar
  2. Me gusta. Me apunto a hacer algo similar con defraudadores y/o políticos corruptos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los corruptos y defraudadores se arriesbsn más (con el cinero de los demás, claro).

      Eliminar
  3. La ficción no supera la realidad, Estamos en un circo mediático donde no existe un castigo ejemplarizante. No hay una relación directo entre conducta y castigo. Así que todo vale: "me enajené" "no se lo que me paso", "Algo habría hecho"... si fuera inmediato todo valdría. Ya mismo veremos un concurso así... si no lo hay ya. qué manía de posesión, que educación damos, ahora hay más machistas que antes cómo puede pasar eso. Me lo explique

    ResponderEliminar
  4. No solo castigo. Educación, humanidad, respeto...

    ResponderEliminar