—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
viernes, 16 de octubre de 2015
Mirando atrás
Decidí comerme la moneda de chocolate que guardaba desde
niño. Al retirar la fina lámina dorada que la cubría, observé atónito que el
monarca también había envejecido.
Ninguna regresa, y algunos deberían regresar... Las cosas hay que comérselas en el momento, si no ya no saben igual... Te esperamos pronto, con ganas de que vuelvas con espíritu renovado Hasta pronto
Hasta viendonos decrepitos ante el espejo... Siempre somos jovenes. Puede que hasta el ultimo momento quedemos atonitos como el protagonista, que pa mi que se lo esta pasando en grande. Q bien!
Me gusta. Más que otros más gore que has publicado
ResponderEliminarGracias, a este cuento le tengo mucho cariño.
EliminarNinguna regresa, y algunos deberían regresar...
ResponderEliminarLas cosas hay que comérselas en el momento, si no ya no saben igual...
Te esperamos pronto, con ganas de que vuelvas con espíritu renovado
Hasta pronto
Gracias por tu comentario y deseo. Nos vemos pronto.
EliminarY al dar el primer bocado que el chocolate estaba rancio (como el monarca). Leni Lavado
ResponderEliminarSiempre que el paso del tiempo no haga que el protagonista sea tambien rancio, está bien.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAlgo efimero no puede perdurar a lo largo del tiempo... o sí
ResponderEliminarMientras prrsista en nuestra mente, existe.
EliminarHasta viendonos decrepitos ante el espejo... Siempre somos jovenes. Puede que hasta el ultimo momento quedemos atonitos como el protagonista, que pa mi que se lo esta pasando en grande.
ResponderEliminarQ bien!
Si el ánimo no envejece, seguiremos manteniéndonos bien.
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