—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
viernes, 16 de octubre de 2015
Honestidad
El
puñetero ojo de la cerradura le permitió asomarse al cuarto oscuro y pudo ver
en un rincón a su conciencia agonizante.
Fue
tal el impacto, que ese mismo día decidió abandonar su escaño.
Tb podria haber aprovechado y abandonar solo las actitudes q ahogaban su conciencia. Abandonar el escaño me parece q es reconocer q no podria cambiar esa actitud q tanto le dañaba. Bueno.. Si no encontro otra formula, algo es algo y es mejor q nada
Ciencia ficción
ResponderEliminarDebería haber muchos ojos de cerradura con vistas a nuestro interior.
ResponderEliminarDebería haber más ojos de cerradura interiores y de los que nos rodean
ResponderEliminarBuscar el ojo de la cerradura, mirar por él (o que nos miren) y responder con honestidad a lo que vemos.
EliminarTb podria haber aprovechado y abandonar solo las actitudes q ahogaban su conciencia. Abandonar el escaño me parece q es reconocer q no podria cambiar esa actitud q tanto le dañaba. Bueno.. Si no encontro otra formula, algo es algo y es mejor q nada
ResponderEliminarCada uno con su conciencia de acuerdo con sus posibilidades y honradez.
EliminarLas posibilidades, tal vez lo mas complejo de saberse.
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