Frente al espejo cogió la paleta y la manchó de rojo
bermellón, verde esmeralda, cian y siena tostada. Trazó en el lienzo y trazó
líneas sinuosas con sus arrebatos, proyectos, sueños y desencantos y lo
completó con los colores de sus sentimientos.
Cuando enseñó orgulloso su obra, no lo reconocieron.
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Paleta del artista, de Joan Marti
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Hay que educar la vista para ver y no sólo mirar. Quizás a los que les enseñó la obra o no eran tan amigos o no sabían ver o sus cabezas no estaban bien amuebladas. Esto es lo que ocurre de forma habitual, sobre todo, en arte contemporáneo. Leni Lavado
ResponderEliminarA veces no sabemos mirar, otras no sabemos mostrarnos.
Eliminar¿Existe algo que los demás reconozcan que es bueno? ...a no ser que sea suyo? Se está perdiendo el punto de vista del otro y la empatía en general. El mero hecho de tener un don especial en cualquiera de las artes (pintura, escritura, dramáticas...) son dignos de mi admiración. Magnífico relato. Así que me levanto el sombrero y todo mi ser. Gracias hermano
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EliminarGracias hermano, me halagas.
EliminarPrecioso. Son muchas las obras de las que sólo se ha traducido objetivamente lo que el pintor nos quiso decir, creo que los sentimientos van más allá de su expresión artística y es dificil exteriorizar lo que no tiene forma.
ResponderEliminarGracias, como bien sabes, siempre hay que estar preparado para ver, escuchar y sentir.
EliminarEl arte -en todas sus facetas- no es para mirar,oir o tocar, el arte, en todas sus facetas- espara VER, ESCUCHAR Y SENTIR.
ResponderEliminarMe gusta mucho hermano
Básicamente, sentir.
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