—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
viernes, 4 de septiembre de 2015
Hijo pródigo
"No
está mal este licor de almendra amarga que has preparado para celebrar tu
vuelta, hijo mío", escuchó decir a su padre mientras se deshacía de
los restos de cianuro en el inodoro.
La vuelta de su hijo es lo q le importaba. Podria haber sabido q era veneno pero no le importó
ResponderEliminarBueno, pero si trae una cervecita, mejor.
ResponderEliminarMejor si. Al q lleva veneno mejor no conocerlo hasta q se conozca el primero
ResponderEliminarMurió feliz tras abrazar a su hijo. Espero que el hijo viviese atormentado por la conciencia. Leni Lavado
ResponderEliminarUna lectura demasiado amable la tuyo, pienso.
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