Sin saber por qué, le di un puñetazo. Él protestó indignado
y consiguió que me expulsaran del campo. El árbitro no me quiso escuchar, ni entendió
que estaba nervioso y tenía que desahogarme ¡A mí, que era el líder, el máximo
goleador, la figura estelar del equipo! Ni que decir tiene que perdimos el
partido -nunca lo olvidaré- tres a cero, una vergüenza. Si yo hubiera seguido
jugando, todo habría sido muy distinto, mi presencia era fundamental y él no
era nadie en su equipo.
Nunca se lo perdonaré, él se dejó pegar.
![]() |
Campeones de barrio, de Antonio Berni
|
En la sociedad actual " Nadie es culpable de nada", como dice una canción de Fito y Fitipaldis...
ResponderEliminarEs preferible mentir para eludir la culpa y la responsabilidad que asumir nuestro error y aprender del mismo.
Contra esto, sólo se puede luchar con el ejemplo, intentando transmitir a nuestros hijos el valor de la honestidad.
Encima, lo has enmarcado en el fútbol, con lo que te ha quedado un relato de lo más actual.
El problema no es solo no asumir nuestras culpas, es intentar cargárselas a otros, habitualmente más débiles.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Esa frase se puede aplicar a muchas situaciones. Acostumbrado a escucharla a menudo. No existe la empatia. Solo el egoísmo: yo. Yo y yo. Los demás se equivocan. Muy bueno, me ha gustado. Fiel reflejo del deporte de elite en cualquier barrio de cualquier ciudad
ResponderEliminarGracias Julio, el exceso de seguridad y el egoísmo conduce a aso.
Eliminarhttps://m.youtube.com/watch?v=z_7dFLj3j9g
ResponderEliminarUna aportación musical en youtube muy recomendable.
EliminarJajaja....
EliminarQuizás una osadía por mi parte, fusionar literatura, pintura y música.
Me alegra que te guste y le hayas dado cabida en tu blog.