Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

miércoles, 27 de mayo de 2015

Una noche intrascendente

Juan vivía solo, su vida se centraba en su trabajo, la charla con el vendedor de prensa por la mañana y con el camarero del bar “El Cruce”, abierto en los bajos de un hostal cercano a su casa. Un día, terminada su jornada, caminaba sumido en sus pensamientos y decidió detenerse para tomar una copa. Cuando terminó, requirió los servicios de una joven, que desde el otro extremo de la barra, lo observaba indiferente mientras esperaba, jugando con el humo de su cigarro, a que se acercara algún cliente. Ella aceptó tras llegar a un acuerdo económico y subieron a una habitación del hostal.
No se presentaron, o lo hicieron con nombres ficticios, y cuando ella comenzó a desnudarse con la misma rutina de siempre, Juan le dijo que  esperara, que era pronto y que estaba cansado. Tumbados sobre la desvencijada cama, con la luz mortecina de la lámpara de la mesilla, compartieron copa y tabaco y pasaron las horas viendo una película, entre silencios y conversaciones sobre sentimientos y proyectos más o menos reales.
Ya de mañana, Juan le ofreció trescientos euros, que ella cogió sin dudar, al tiempo que pensaba “será tonto” mientras él, realizando el pago, se decía “será puta”.
Se despidieron y quedaron para la semana siguiente.

Mujer en el bar, de Pablo Solimano

4 comentarios:

  1. Muy triste.
    Personas deshumanizadas, o, por el contrario mostrando el lado más terriblemente depravado del ser humano?
    Quién es el tonto y quién la puta?
    Quién es más necesitado?

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  2. Un tonto y una puta o una tonta y un puto, me ha gustado la observacion. Pero que mas da, lo que importa es que han quedao pa la semana que viene! puede que se hagan otras preguntas, la almohada enseña muchisimo. Yo me he imaginao un final feliz, o muchos finales felices...sino no me gusta la peli, seria un toston.

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    1. Buen comentario la variación el sexo.
      La ventaja que tienen este tipo de relatos es que siempre dejan espacio para la imaginación del lector, pero para mí siempre serán dos personajes solitarios.

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