Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

sábado, 19 de octubre de 2024

Feria del Libro de Sevilla


El jueves próximo, día 31, a las siete de la tarde, estaré firmando mi libro REALIDADES IMAGINADAS, el el stand de la Librería Botica de Lectores Feria del Libro de Sevilla (FLS)] en su nueva ubicación en Los Jardines de Murillo.

Espero con ilusión vuestra presencia.

viernes, 16 de agosto de 2024

La fábrica


Sentado en un viejo banco a la orilla del río, aunque te dirigieras a mí, parecía que hablabas solo, con esa mirada tan tuya hacia el horizonte. Mira —me dijiste sin esperar respuesta—, observa ese cielo naranja del ocaso con sus irisaciones rojas que hacen soñar en el pecado, en la pasión, en lo irrealizable, ¿ves las luces, luciérnagas que se asoman en las ventanucas de las pequeñas viviendas que parecen haber crecido con sus propias raíces entre los árboles que las rodean?, ¿notas que el río va tan calmo, tan silencioso, que permite oír el aleteo de los barbos que lo surcan? ¿y como te impregna el olor el olor, ese aroma a tierra húmeda, a viento del norte?
    No quise contestarte. Empezó a llover y el viento nos echo de ese inhóspito paisaje. Hablando para mí me pregunté en voz baja, casi inaudible, que qué miraba, que si estaría desvariando o simplemente viviendo un sueño, y tú echaste a andar susurrando: “Estoy mirando el ayer”.

Relato inspirado en mi cuadro “Fábrica”, realizado en agosto de 2024.

miércoles, 5 de junio de 2024

Realidades imaginadas

O


Organizado por la Editorial Platero, con la presencia de la editora Rosa Núñez, en compañía de Rocío de Juan, Julio Barranco, Tomás del Rey, Pablo Núñez y Salvador Terceño, nos vemos el próximo jueves día 6 a las 20 horas en la Sala La Revuelta (Calle Siete Revueltas 33 de Sevilla).

Pasaremos un buen rato.

Pasado el día de mañana prometo dejar de dar tanto la lata.

sábado, 1 de junio de 2024

Villa Siete Puertas


Cuando hablamos de Las Siete Puertas a todos nos evoca algo, ya sean recuerdos, intrigas, sueños, esperanzas o temores. Rara es la ciudad que no cuente con un bar o un restaurante Siete Puertas, o unos almacenes. Los budistas miran con temor a las siete puertas diabólicas; los cristianos, con esperanza o dudas nos referimos a las siete puertas del cielo o del infierno; los magos amplían sus conjuros gracias al brebaje de las siete puertas; las ciudades, como Babilonia, Santiago de Compostela o Sepúlveda, se resguardaban tras las siete puertas de la muralla; y los judíos desde tiempos inmemoriales, se refieren a las siete puertas del mundo en sus oraciones y anhelan atravesarlas en Jerusalén. Podríamos seguir con múltiples ejemplos, pero con estos basta para hacerse una idea de la importancia que desde siempre han tenido las dichosas siete puertas. 

    Pues bien. En mi pueblo está la Casa de las Siete Puertas, el domicilio en que nací y vivo, en la calle Campillo número 7. Pero lo cierto es que es conocida así por lo que destaca en el entorno de la villa y, sobre todo, por el cartel de cerámica vidriada que anuncia junto a la entrada que estás en Villa Siete Puertas. La gente del pueblo nunca supo por qué se llamaba así, ya que nunca entraron y el acceso a la casa tenía solo un cancel y un portón. Para mí bastó con que pasaran los años para que entendiera que las siete puertas, fueran un capricho arquitectónico, las del cielo o las diabólicas, metafísicas o simple fantasías de un nigromante, siempre me acompañarían y marcarían mi destino.


Recorre con Marcelina su historia vital en un lugar fantástico con esas puertas que muchos recorreremos a lo largp denuestras vidas. Todo ello a oartir del próximo jueves 6 de junio a las 20 horas, en ka presentación de mi libro REALIDADES IMAGINADAS en la Sala La Revuelta (calle Siete Revueltas 33 de Sevilla)

viernes, 31 de mayo de 2024

Conversaciones en la barra de un bar


El bar, una especie de bristó de esos en los que, aparte de desayunos y copas, te dan comida económica, estaba casi vacío. Me senté en una banqueta en el extremo da la barra y pedí un café y una tostada, que el camarero me sirvió diligente tras mirar su reloj. «¿Me invitas?» —preguntó una voz femenina a mi derecha—. Volví la cabeza y allí estaba ella, la Venus de Milo, que me miraba fijamente.

Asentí por educación y curiosidad y, tras presentarme —soy Ezequiel, le dije  para romper el hielo— , le pregunté sobre su vida, si sabía algo de Cupido y si lo había vuelto a ver. Me dijo que sí y lo definió como un hombre tan volátil y enamoradizo que estaría por ahí con cualquiera, en un museo, o bajo la tierra. En todo caso, no mostró interés en responderme. Había pasado mucho tiempo, pensé.


Al igual que Venus, son muchas las personalidades, variopintas y conocidas, que pasan por el bar de Blas. Si quieres conocerlas, estarán disponibles el día 6 de junio en la presentación del libro Realidades Imaginadas, en la Sala la Revuelta (Calle Siete Revueltas 33) a las 20 horas o, si tienes prisa, en preventa en www.plateroeditorial.es/libro/realidades-imaginadas_156279/

miércoles, 29 de mayo de 2024

Desencuentro con el Frankenstein lanudo


Juana era una mujer trabajadora y de costumbres sencillas. Su principal labor era pasar las tardes en casa viendo la televisión mientras hacía punto. Era tal su afición y la habilidad que había mostrado desde que era una jovencita, que medio barrio tenía un chaleco o una toquilla hecha por ella. De esa forma se ganaba la amistad y, de camino, algunas perras, que nunca venían mal, sobre todo desde que Mariano, su difunto marido, al que Dios tenga en su Gloria, murió en un accidente al caerse desde el quinto piso de la obra en que trabajaba.

Ella nunca había tenido otro oficio que las faenas de la casa y los cuidados que Mariano requería: hacerle el desayuno a las seis de la mañana antes de que se fuera al tajo, prepararle la ropa y el rancho con el que almorzaría, despedirse de él, recoger la cama y la ropa sucia que había dejado, y esperarlo al caer la tarde para, según le viera los ojos más o menos brillantes y el andar recto o sinuoso; llevarlo a la cama para desnudarle y satisfacerlo, quitarle las botas y acunarlo, o irse al patio posterior, entornar la puerta de la cocina y pasar lo más desapercibida posible.


La vida de la abnegada esposa y costurera cambiar raradicalmnmente tras la muerte de su marido ¿Qué será de ella y ese tal Frankenstein? - Lo sabremos el jueves 6 de junio en la Sala la Revuelta (calle Siete Revueltas 33, Sevilla) en la presentación de mi libro Realidades Imaginadas, a las 20 horas.


domingo, 26 de mayo de 2024

Hermosa, muy hermosa



Te levantarás como todos los días para tomarte un café bien caliente, sentarte en el sillón, recordar lo que hiciste o debiste hacer ayer y prepararte para encarar lo que el día de hoy te deparará. Moverás la cucharilla como si de un ritual se tratara, siempre hacia la derecha, hasta deshacer las dos pastillas de sacarina con las que intentarás endulzar o silenciar tus pensamientos, sin éxito, esos que te machacarán cada giro de la cuchara, cada movimiento de tu mano triste, aburrida y desesperada. Entrarás al baño, te quitarás la bata y observarás durante unos segundos tu cuerpo enjuto, sin analizarlo, sin recordar la tersura pasada, solo para asegurarte de que sigue ahí y de que tú sigues con él. Dejarás que la ducha caliente te haga cerrar los ojos para recuperar algún momento de paz, de felicidad, que desde aquel aciago día no has vuelto a tener. Te vestirás y, antes de salir a la calle, a las nueve y media en punto de la mañana, volverás la mirada al salón, repasarás las luces y la calefacción, te asegurarás de haber cerrado bien las ventanas y te mirarás al espejo, sin reconocerte ni importarte, aunque sentirás la voz profunda que antes de salir a la calle te recuerda que esa eres tú.

Luisa se levanta confusa un día en que su pasado y su futuro se unirán en un momento de imprevisibles consecuencias que podremos conocer el jueves 6 de junio en la Sala la Revuelta (calle Siete Revueltas 33, Sevilla) en la presentación de mi libro Realidades Imaginadas, a las 20 horas.

sábado, 25 de mayo de 2024

Una casa en el manglar


Nacieron los tres en la selva, en una zona pantanosa cerca del gran río, en una vieja construcción de recios muros de piedra verdeada por el musgo, que podría haber sido un palacio, un castillo o un templo. Era una hermosa mañana de otoño, y fueron abandonados por su madre porque —según dijo nada más verlos nacer— venían malditos, aunque antes de irse dejó grabados sus nombres en los pañales: Saúl el mayor, Celso el mediano y Marco el pequeño. Eran trillizos e idénticos, y nacieron con un minuto de diferencia lo que permitió crear una cierta jerarquía. El embarazo llegó al principio del sexto mes y los pequeños, aún no formados y con evidentes defectos por lo prematuro del parto, que ya notaban por las estrecheces y las contracciones del útero materno, se pusieron de acuerdo para perder cada uno un sentido o una habilidad y así, juntos, enfrentarse a un mundo que ya se les antojaba complejo. De esta forma, en una luna llena, vinieron al mundo los tres, Saúl sordo, Celso ciego y Marco mudo, y en poco tiempo, juntos, fueron capaces de enfrentarse a la vida sin que sus taras influyeran en exceso en su supervivencia.

...


¿Seían capaces los trillizos de desenvolverse en la jungla por si solos?

La solución el próximo jueves 6 de junio en la Sala la Revuelta (calle Siete Revueltas 33), en la presentación de mi libro "Realidades imaginadas".

jueves, 23 de mayo de 2024

Gigantes


Merceditas, que así la conocían todos o, mejor, los que se acordaban de ella, había sido una niña feliz, buena deportista, simpática, y de una actividad vital tan tremenda que era imposible seguirla y que la había convertido en una especie de líder en el colegio, atractiva para la corte de niñas que querían ser como ella, y amenazante para las más tímidas, que veían en su carácter algo tan elevado, tan imposible de alcanzar, que daba miedo. Era la pequeña de tres hermanos y la alegría de sus padres, a los que ella veía achacosos y viejos desde que tuvo uso de razón, que habían puesto todas sus esperanzas en ella ante la parsimonia y la abulia de los dos mayores, Pedro y Pablo, gemelos e idénticos en su aspecto físico y su desarrollo mental. Pero todo cambió en el momento en que dio el estirón al desarrollarse, y en poco más de dos años alcanzara los dos metros setenta y dos centímetros de altura...


¿Cómo será el futuro de Merceditas? ¿cómo se adaptará  a los cambios físicos que marcarán toda su vida?


La respuesta el jueves 6 de junio en la Sala la Revuelta (calle Siete Revueltas, Sevilla) en la presentación de mi libro Realidades Imaginadas, a las 20 horas.


Ya en preventa en www.plateroeditorial.es/libro/realidades-imaginadas_156279/

jueves, 16 de mayo de 2024

Preventa y presentación

 


El próximo día 6 de junio, jueves, a las 20 horas en La Sala La Revuelta presentación de mi nuevo libro "Realidades Imaginadas".

Hasta entonces, si no podéis esperar tanto tiempo, se puede adquirir en preventa en la página web de la editorial:  https://www.plateroeditorial.es/libro/realidades-imaginadas_156279/

lunes, 8 de abril de 2024

miércoles, 3 de abril de 2024

La maldición de Silenio


Cuando Silenio se despertó, y vio que el ataque de los lobos había acabado con su rebaño de ovejas, ahora desperdigadas en un baño de sangre y muerte, se volvió hacia un cercano bosque y, con la vista perdida, entonó la canción más bella y triste jamás cantada. Al volverse y ver el festín de las aves carroñeras, una lágrima surcó su rostro hasta caer en la tierra yerma y seca de Castilla.

    Justo en ese punto brotó un hermoso almendro colmado de flores blancas. Silenio cortó una rama y con su navaja la ahuecó y agujereó, y siguiendo no sabemos qué mandato, contenido el llanto, interpretó su canción mirando al rebaño. Al oírla, los buitres levantaron el vuelo y una oveja muerta, que estaba a sus pies, se levantó y baló acompañando a la melodía. El joven pastor sintió en ese momento una punzada en la garganta y nunca más pudo volver a hablar. 

    Silenio buscó ayuda y se encontró con unos cazadores que recogían una perdiz que habían abatido de un disparo en su ala izquierda; hizo sonar la flauta para llamarles la atención, la perdiz se recuperó y huyó, y él notó que no podía mover una mano. Siguió su camino y se encontró un viejo olmo seco, se sentó bajo su sombra y volvió a tocar, y pudo ver cómo el olmo reverdecía, y a él se le caía el pelo. En una vereda se encontró a una vaca tirada en el suelo con las patas rotas y él, incapaz de levantarla, intentó animarla con una tonadilla pastoril; la vaca se levantó y salió corriendo, y a él le aparecieron una pezuñas donde antes tenía los pies. Siguiendo su camino, se encontró con una cabra que, incapaz de continuar el ritmo de la marcha, se quedaba descolgada de su rebaño, quiso llamar al pastor con la flauta; la cabra, al oírlo, volvió trotando a la manada, y a él le salieron largos pelos en las piernas. En una dehesa cercana un toro había clavado la cornamenta en una cerca, él pasaba por allí, sin apercibirlo, tocando su flauta; el toro se libró de la cerca y a él le crecieron dos imponentes cuernos. 

    Pasado un tiempo vio a una joven que, por señas, le pedía ayuda, ya que sentía que le faltaba la vida, él quiso ayudarla, pero ella, asustada por el aspecto del fauno huyó, salió corriendo sin escuchar la melodía que le avisaba que la había visto y le iba a ayudar. La joven, a los pocos metros, falleció, y el fauno continuó vivo para siempre.

sábado, 23 de marzo de 2024

Caminante, no hay camino


Falleció justo cuando solo le faltaban por dar quince pasos para completar la vuelta al mundo, que había iniciado catorce años atrás. A pesar de ello, se levantó con esfuerzo y consiguió llegar al final.

El público y las autoridades, que esperaban expectantes con pancartas, música y evidentes muestras de alegría, al verlo llegar sucio, envuelto en harapos y rodeado de moscas, huyeron despavoridos. 

Las aves carroñeras terminaron la fiesta.

No recuerdo como se llamaba.

viernes, 22 de marzo de 2024

Dedicación (empoderamiento)


El paso del tiempo no había hecho mella en la vista ni en el tacto de la costurera cuando se decidió a hacer su gran obra maestra. Sumida en su soledad comenzó a bordar con seda de tela de araña una manta que, por su calidad, belleza y originalidad, le daría fama toda la vida.

A pesar de haber convertido su casa en un gran criadero de arañas, a las que tenía bien alimentadas y a una temperatura constante y adecuada para sacarle el máximo partido, tardó años en terminar su delicada labor para la cama de matrimonio.

El resultado fue espectacular, el cobertor abrigaba tanto como una gruesa manta de lana, pero era tan liviano que parecía que solo el aire cubría a quien se cobijaba en él, si no fuera por los coquetos adornos de seda multicolor que lo ribeteaban y adornaban su centro.  Fue entonces cuando quiso sorprender a su marido, que como cada noche se fue al dormitorio disimulando su vulgar ebriedad, lo desnudó lentamente, lo acostó, lo beso y acarició con dulces susurros, lo cubrió y se quedó mirando cómo se cobijaba al calor de tan sutil tejido, del que ya nunca pudo liberarse.

jueves, 21 de marzo de 2024

Entrevista



https://extrajaen.com/cultura/villa-amadora-una-novela-hecha-para-jaen-sobre-la-vida-de-la-posguerra

domingo, 10 de marzo de 2024

Trascencencia


Ella no sabía por qué la habían encerrado, solo recuerda que un día escucho hablar de demencia y la cambiaron de habitación.

Llevaba meses encerrada en el cuartucho de la planta alta, sin recibir más visita que la de su hija que, dos veces al día, le dejaba la comida sobre la mesa, y desaparecía con un lacónico, cómetelo todo.

Gritaba, amenazaba, golpeaba la puerta e incluso se lesionaba. «Está loca, es muy agresiva, la demencia la ha trastornado» —decían al otro lado de la puerta sin esperar respuesta.

Un día, una ráfaga de aire abrió la ventana y un rato mortecino de sol le mostró la salida. Fue entonces cuando se dio cuenta que podía volar. Ahora pasea cada noche por la casa, y las antiguas fotos guardadas en los cajones vuelven a aparecer en su sitio.

sábado, 2 de marzo de 2024

Reality Show


A seguir viendo la tele durante toda la eternidad fue la pena que me impusieron por las múltiples faltas que había cometido. Bien es verdad que la mayoría de ellas fueron pecados veniales, que se expiaban viendo películas de sobremesa; pero hubo dos graves, un adulterio y una estafa, que requerían para su perdón la visualización de noticieros; y uno especialmente punible, un asesinato, por el que me castigaron a ver programas de telerrealidad durante dieciséis horas al día hasta el fin de los tiempos. Fue duro, pero todo tiene su contrapartida, me han contratado para un nuevo programa: Mi vida en el infierno.

sábado, 24 de febrero de 2024

Ayer


La luz del atardecer de otoño iluminaba el viejo paraguas de madera, reclamo de la antigua sombrerería que ocupaba un local de la calle más comercial de la gran ciudad.

En la fachada, aparte de la imagen publicitaria, un reloj señalaba las horas con algunas notas de piano de Chopin, y un gran escaparate mostraba toda su artesanal oferta. En su interior, estanterías cargadas de sombreros, gorras, boinas y monteras, algún tocado de mujer, y un par de solideos y birretes; dos paragüeros en una esquina y una percha con cinturones de cuero en la otra; todo ello cubierto por una fina capa de polvo. En el centro, la mesa con la escribanía y cientos de papeles en un perfecto desorden y, sentado tras ella, el dueño del establecimiento tomando notas en su libro de cuentas bajo la luz mortecina de la lámpara con tres de las seis bombillas encendidas. 

Me gustaba pararme y escuchar como el reloj desgranaba el ocaso en forma de Nocturno, hasta que un día, una tormenta descargó su furia en la ciudad y arrastró el paraguas. El reloj de cuco entonces se paró y el polvo se enseñoreó para siempre del pasado.

sábado, 17 de febrero de 2024

Génesis


La deconstrucción me resultaba excitante. Aserré la rama en que estaba sentado y, al escuchar el crujido de la madera, vi pude ver al árbol caer y desaparecer bajo mis pies entre sus raíces. Miré absorto como arrastraba tras de sí a hombres y  animales de tierra, aíre y mar, y como las nubes ocultaban a la luna, al sol y a las estrellas, y la vegetación moría bajo el influjo de la oscuridad. Sentado en aquella rama etérea ya no era capaz de distinguir el cielo del mar, ni la noche del día, y allí respiraba la total ausencia, el triunfo de la nada, cuando a lo lejos oí una voz grave que decía: «Empecemos otra vez».