Merceditas, que así la conocían todos o, mejor, los que se acordaban de ella, había sido una niña feliz, buena deportista, simpática, y de una actividad vital tan tremenda que era imposible seguirla y que la había convertido en una especie de líder en el colegio, atractiva para la corte de niñas que querían ser como ella, y amenazante para las más tímidas, que veían en su carácter algo tan elevado, tan imposible de alcanzar, que daba miedo. Era la pequeña de tres hermanos y la alegría de sus padres, a los que ella veía achacosos y viejos desde que tuvo uso de razón, que habían puesto todas sus esperanzas en ella ante la parsimonia y la abulia de los dos mayores, Pedro y Pablo, gemelos e idénticos en su aspecto físico y su desarrollo mental. Pero todo cambió en el momento en que dio el estirón al desarrollarse, y en poco más de dos años alcanzara los dos metros setenta y dos centímetros de altura...
¿Cómo será el futuro de Merceditas? ¿cómo se adaptará a los cambios físicos que marcarán toda su vida?
La respuesta el jueves 6 de junio en la Sala la Revuelta (calle Siete Revueltas, Sevilla) en la presentación de mi libro Realidades Imaginadas, a las 20 horas.
Ya en preventa en www.plateroeditorial.es/libro/realidades-imaginadas_156279/
Encargada tengo a Merceditas. Algún día llegará a casa.
ResponderEliminarLlegará pronto, con muchos otros amigos.
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