Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

sábado, 25 de mayo de 2024

Una casa en el manglar


Nacieron los tres en la selva, en una zona pantanosa cerca del gran río, en una vieja construcción de recios muros de piedra verdeada por el musgo, que podría haber sido un palacio, un castillo o un templo. Era una hermosa mañana de otoño, y fueron abandonados por su madre porque —según dijo nada más verlos nacer— venían malditos, aunque antes de irse dejó grabados sus nombres en los pañales: Saúl el mayor, Celso el mediano y Marco el pequeño. Eran trillizos e idénticos, y nacieron con un minuto de diferencia lo que permitió crear una cierta jerarquía. El embarazo llegó al principio del sexto mes y los pequeños, aún no formados y con evidentes defectos por lo prematuro del parto, que ya notaban por las estrecheces y las contracciones del útero materno, se pusieron de acuerdo para perder cada uno un sentido o una habilidad y así, juntos, enfrentarse a un mundo que ya se les antojaba complejo. De esta forma, en una luna llena, vinieron al mundo los tres, Saúl sordo, Celso ciego y Marco mudo, y en poco tiempo, juntos, fueron capaces de enfrentarse a la vida sin que sus taras influyeran en exceso en su supervivencia.

...


¿Seían capaces los trillizos de desenvolverse en la jungla por si solos?

La solución el próximo jueves 6 de junio en la Sala la Revuelta (calle Siete Revueltas 33), en la presentación de mi libro "Realidades imaginadas".

2 comentarios:

  1. Las personas con una disminución física suelen desarrollar un aumento de sus otras capacidades de percepción. Más aún así se asocian.
    Pero...¡ojo! También suelen desarrollar una mala uva (o mala fondinga) importantes.
    Deseando que llegue el 6 de junio.

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    1. Pues sí, así es. Ya veremos lo que le pasa a nuestros tres amigos, Saúl, Celso y Marco, en la casa del manglar.

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