Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 3 de julio de 2020

La vida breve


Madre y bebé, de Lilla Cabot Perry
Jorgito Frederic Cruz-Aycart Kittel nació el día 1 de julio de 1964 y murió ese mismo día por la noche.
            
Desde su más tierna infancia recibió el benéfico influjo de la polonesa trágica de Chopin, que su madre, Doris Kittel, interpretaba de forma magistral con su piano de cola mignon. Mientras, su marido, don Jorge Cruz-Aycart leía en el diario las noticias, centradas por esas fechas en los fastos de celebración de los Veinticinco Años de Paz. La luz del sol tamizada por los visillos acariciaba el rostro algo amarillento del pequeño.
            —Parece que tiene mejor color ¿verdad?
            —Si cariño, eso parece.
            
El tic-tac del reloj derramaba campanadas, y Jorgito buscaba con ansiedad el pálido pecho de su madre, que lo acogía con cariño en su regazo disfrutando de las muecas, que ella interpretaba como sonrisas. Mientras, el padre comentaba las noticias deportivas remarcando la lucha del Real Madrid por conseguir su quinto campeonato de liga consecutivo. La ventana abierta hacía volar los visillos al ritmo de los preludios con los que ella acariciaba la tarde.
            —Mira cariño, me ha sonreído.
            —Sí, ya veo.

Más tarde, Enriqueta, la chica de servicio, llevaba al retoño a su cunita tras haber recibido los besos de su madre y la bendición de su padre, y cerraba la ventana para evitar que el relente de la noche hiciera daño a la criatura.
            —¿Quieres una copa?
            —Bueno —respondió cerrando el periódico, tras leer los anuncios por palabras.
            Terminada la cena Jorgito dejó bruscamente de llorar.
           
Doris se acostó a dormir, don Jorge apagó la radio, Enriqueta se recogió en su dormitorio y Jorgito se convirtió en una foto enmarcada en plata sobre la chimenea.
            El nocturno de Chopin hizo más oscura la noche.

2 comentarios:

  1. Muy bonito, muy bien escrito e ilustrado por la música pero muy, muy triste.

    En la muerte de su hijo escribió Miguel Hernández
    "Corazón que en el tamaño
    de un día se abre y se cierra.
    La flor ya no cumple el Año
    y lo cumple bajo tierra"

    Bellísimo y tristísimo. Espero que la comparación te haya gustado.

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  2. Jose Carlos Barranco Moreno Afortunadamente no lo he vivido, solo imaginarlo es tremendo. Miguel Hernández lo vivió y expresa su dolor de una manera terrible.
    Yo solo lo imagino.
    Evidentemente, la comparación, no merecida, me ha gustado.

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