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Maizal, de Berthe Morisot |
La
plantación de maíz se extendía hasta perderse en el horizonte.
―El maizal
está llorando ―Pensé.
―Un maizal
no llora ¿Cómo puedes pensar eso?
―No sé,
pero está llorando ―contesté.
―Eso es
imposible.
―No,
escucha.
―Debe ser
la brisa sobre las hojas secas.
―No, la
calma es absoluta.
―Bueno,
admitámoslo. ¿Por qué o por quién va a llorar un maizal?
―Creo que
por mí.
―¿Tan
importante te crees para conmoverlo?
―Desde que estoy aquí no para de llorar.
―¿Qué
motivos tiene?
―Mi
soledad. pienso que llora por mi soledad.
Anocheció y
hacía frío, y yo seguí hablando con el viento.
Estaba muy equivocado, no lograba por el ni por su soledad y frío
ResponderEliminarEl maizal, los trigales, los campos de girasoles... lloran pero no por uno solo ni por todos los humanos; lloran por ellos mismos, por lo que los humanos hacemos a la naturaleza, a la tierra.
Día llegará en que seamos nosotros los que lloremos.
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