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Grabado, de Ezequiel Barranco Reina |
La recopilación de todos sus escritos, hoy desaparecida, se editó en dos volúmenes de similar grosor.
La
portada del primero se acabó en cuero granate repujado con árboles, gorriones,
la luna y varias estrellas. En el centro, en letras doradas, el título —Obras completas. Tomo I— y el nombre del
autor. Todas las cubiertas estaban ribeteadas con hojas de acanto en oro viejo.
En el interior, con perfecta caligrafía, la primera parte de su obra. Las
hojas, de fino papel estucado, resaltaban la perfecta impresión del texto y del
ribete dorado de hojas de parra que lo encuadraba. En la solapa, una sucinta
biografía inacabada.
El
segundo volumen era más sencillo. El cuero liso de las cubiertas, hacía
destacar el título —Obras completas. Tomo
II—, sin más adornos que desviaran la atención. La solapa estaba vacía. Las
hojas, de blanco satinado y ribeteadas con hojas de parra no coloreadas, solo
visibles por un fino relieve níveo, no contenían palabra alguna.
El armiñado y suave
tacto de cada página, hacía que se pasaran con atención hasta el final. En la hoja
de cortesía, sobre el albo plano, destacaba en luctuoso azabache: Federico García Lorca 1898-1974.
Terrible.
ResponderEliminarNos quitaron 38 años para completar sus obras que, posiblemente, llenarían más de dos tomos
Llenarían más de dos tomos y colmarían miles de almas. Como venganza, ese tomo en blanco ha creado millones de odios hacia los culpables.
Eliminarlas hojas del segundo tomo son de un blanco roto muy reconocible desde 1939 hasta la actualidad por desgracia
ResponderEliminarSí, de un blanco tristísimo.
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