La piedra banco en el jardín del Saint Paul Hospital
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En
este banco me senté cada día al salir del colegio, vi pasar gente sin prisa, las
hormigas que salen a buscar comida cada verano, las maletas de mis compañeros,
las faldas nuevas de mis sueños adolescentes, mis pies pensativos colgando o
pisando y las plantas que crecían entre los adoquines. Aquí vi crecer mis
demoras intencionadas y mis impaciencias, mis decepciones, y te vi visto
crecer, acercarte, llorar, irte, volver y despedirte.
En
este banco en que ahora nos sentamos, hemos visto pasar niños, palomas, risas y
silencios, hemos visto como todo desaparecía cuando nos mirábamos.
Ven,
levántate, ya no puedo verte, ya no estás ahí, ni está el banco, ni estoy yo,
solo está lo que hemos visto.
Las gran mayoría de las veces pasamos por las cosas -y por las personas- sin dejar huella y sin que nos la dejen. Sólo lo recordamos cuando faltan
ResponderEliminarNos dejan huella y dejamos huella, aunque no nos demos cuenta.
Eliminarla vida, verla pasar desde un banco es como un cine en el que ves una película... la sientes, la sufres, pero no la vives
EliminarLa vida es nuestra,las huellas se las dejamos a los demás.
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