Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 30 de diciembre de 2016

Intento fallido

Sello de Navidad. Guyana
Todos estaban alrededor del reloj cuando empezaron a sonar las primeras campanadas y, entre risas y bromas, Blancanieves y sus pequeños amigos se fueron comiendo una a una las uvas de la suerte, ante la mirada curiosa de los animales del bosque. Gruñón, escupía las uvas protestando, Sabio las tomaba sin los huesos, Vergonzoso se había escondido detrás de un árbol para comerlas y Perezoso iba por la tercera uva cuando ya solo quedaba una campanada, y en esto, ante la sorpresa de todos, Mudito gritó: "No te la comas, un pájaro negro me ha dicho que hay una envenenada". Al escucharlo, Blancanieves tiró la única uva que le quedaba, una ardilla la cogió y quedó inmediatamente dormida.

En una cueva cercana, la madrastra, lejos de desanimarse, ahorcó al cuervo traidor, recogió una manzana roja, la limpió con esmero y llamó al cazador.

4 comentarios:

  1. ¡¡ Mudito gritó !!
    El factor milagro hay que tenerlo en cuenta en cualquier plan

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  2. Todos sabemos que Mudito no habla porque no tiene nada importante que decir. Hay muchos Muditos en el mundo.
    Me preocupa que nadie haya salido a buscar una rana que en su tiempo fuera una apuesta ardilla macho para besar a la pobre que se comió la uva de Blancanieves (un daño colateral que, como todos, pasa siempre desapercibido)

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  3. La reina malvada buscó otra artimaña pero el amor todo lo vence y que razón tienes. Músico no habla porque no tiene nada que decir. Eso me está pasando cada día más. Enhorabuena me ha encantado el relato

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    Respuestas
    1. Es magnífico hablar y escuchar y te lo digo yo, que envidio a los que hablan, pero lo suplo escuchando.

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