El escribano. Codex Manesse |
La presencia de un cronista avezado es necesaria en este mundo
real tan nuestro, el de enterradores laberintólogos que disfrutan montando en
velocípedo, y corazoneros fracasados por el mal de amores; este mundo en el que
los filósofos disfrutan mirando cielos anaranjados y violetas, sin pensar en
nada más que en la cintura de su pareja; en el que un zumbido son palabras de
amor, un general confiesa estar cansado de guerras y hay mujeres decididas a
acabar con los enanos que nos quieren convertir en hombres duros.
Es necesario un cronista capaz de hacernos envidiar al sol,
que copula desaforadamente con la tierra, mientras la luna, desnuda sobre un
árbol, espera su turno. Un cronista que sepa interpretar los sentimientos
desgarradores que una joven dejó en la superficie nevada del planeta y que un
avispado periodista descubre en el sexo burbujeante de una inmigrante venida
del hielo.
Y ahora sería el momento de reconocer su labor y rogarle que
desde el repique de la última campanada de este año mortecino, nos siga
describiendo como es nuestro mundo, para que no nos dejemos arrastrar por otras
noticias que nos venden como reales y que, aunque lo sean, no pueden hacernos
abandonar nuestros sueños.
Es profundo Eze. Nos venden pesadillas reales. Nuestros sueños son, tristemente solo sueños, pero suelos a los que no debemos ni queremos renunciar. Sueños de paz y de igualdad, sueños de niños nutridos y felices. También sueños de vidas que terminan, simplemente porque se agotó su tiempo.
ResponderEliminarMi "realidad real" está rodeándome e imponiéndose. Mi realidad propia es mía y puedo jugar con ella.
EliminarSeguiremos esperando a ese cronista semana a semana. Gracias hermano por tus crónicas. Aunque este sea especialmente complicado. Y alabamos tu escritura encriptada. Gracias de de nuevo y Feliz año 2017. Nos vemos la semana que viene cuando SSMM recorran la ciudad, e incluso antes
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarCada uno es el cronista de su realidad.