—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno
viernes, 7 de octubre de 2016
Recuerdos II
Cada cumpleaños plantó una flor distinta y al morir, con
más de ochenta años, nos legó el jardín
más bello del mundo.
Mujer con un parasol en un jardín, de Pierre-Auguste
Renoir
Nos legó una vida
ResponderEliminarMuy bonito
ResponderEliminarMientras el jardín florezca, ella seguirá viva.
ResponderEliminarMientras el jardín florezca, ella seguirá viva.
ResponderEliminarNo hay mñas que decir...
ResponderEliminarSiempre hay dos protagonistas, el que da y quien es capaz de recoger el legado, o no.
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