Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

jueves, 30 de junio de 2016

Viajantes

Cuando Drika quiso despertar a su mujer, ésta no respondió. Habían llegado en una patera tras un largo viaje que había comenzado en Senegal, se escondieron entre la maleza de un terreno baldío cercano, y allí mismo la tuvo que enterrar.

Cuando años más tarde levantaron en las cercanías un centro comercial y convirtieron la zona en un gran aparcamiento, Yani, que así se llamaba la mujer, quedó bajo el estacionamiento número ciento treinta y siete "B" y allí recibía cada día la visita de su marido, que se había quedado de guardacoches y terminaron contratándolo.


Un día Drika vio como un Mercedes aparcaba en el estacionamiento colindante y los empleados del centro comercial conducían hacia allí un remolque con un yate recién comprado, siguiendo las instrucciones del comprador: "Dejen el barco en el ciento treinta y siete B, hasta que podamos remolcarlo al puerto, que mañana salimos hacia Senegal, de viaje de vacaciones".

Senegal, de Maguette Mbodj

4 comentarios:

  1. De alguna manera volvió a su tierra de la que no quiso, pero tuvo que salir

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  2. No sé si Drika se metió en el yate o solo vio como partían los turistas, pero hay viajes y viajes, aventuras y huidas, sueños y realidades.

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  3. Que paradoja o quiso el alma de Drika volver a su tierra, qué mejor manera

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