—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
viernes, 29 de septiembre de 2023
Transacción
Por la mirilla vi a un vendedor que me traía un gran paquete etiquetado como frágil. Abrí con curiosidad y, sin mirarme, me dijo apesadumbrado: «Es mi futuro, se lo vendo por treinta euros». Yo acepté, más por cortesía que por interés real, y lo dejé abandonado en el suelo del salón. A la mañana siguiente la caja estaba abierta y su mañana ya se había adueñado del mío. No me importó, había conseguido una vida solvente y sin preocupaciones, hasta que un día noté como me consumía agotado. Debía haber mirado la fecha de caducidad.
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O, por lo menos, fecha de consumo preferente o de fecha de caducidad próxima, querer es más barato.
ResponderEliminarO caducidad programada o pactada o inesperada o cuidadosamente programa. No sé si existen, pero ahí están.
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