Lo sé, en realidad, esto no tiene ninguna lógica ─le decía a mis padres y hermanos, que me escuchaban incrédulos, sin saber si reír, cambiar de tema o tacharme de loco─, ¿Quién os iba a decir que me iba a terminar enamorando de una muñeca?
Les explicaba que solo quería estar con ella, que no le hacía daño a nadie: «Pensadlo sin prejuicios y haced un esfuerzo por comprenderme, es hermosa, grácil y siempre está aquí, junto a mí, con ese tacto tan suave, su blusa rosa brillante y esa tierna sonrisa. Os parecerá ilógico, pero ha ocurrido, estoy colado por ella».
Ellos me escuchaban con respeto y paciencia porque me veían feliz. Yo creo que, en parte, comprendían mis sentimientos o, al menos, lo intentaban y no se atrevían a contradecirme, por no herirme. Pasado el tiempo lo terminaron aceptando y la admitieron con naturalidad como una más de la familia. Lo que nunca he podido conseguir es que me crean cuando les digo que es un amor correspondido.
Si puede haber amor entre un humano y una muñeca ¿Quien puede estar en la mente de una muñeca y asegurar que no puede haber amor entre ella y un humano?
ResponderEliminarEs cierto. Saber lo que piensa el otro y cómo actuaría en circunstancias complejas-aunque sea una muñeca- no siempre es fácil.
EliminarEstá muy gracioso. Me ha gustado
ResponderEliminarGracias, desconocido, por leerme y comentar.
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