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| Don Quijote. Ilustración de Gustave Doré |
—¡Ay, Señor de Avellaneda! ¿Cómo quiere que le publique esta historia del hidalgo y su escudero?
—Usted edítelo y calle, que dentro de poco tiempo nadie se acordará de ese tal don Miguel y nosotros nos haremos ricos y famosos.
La historia se sigue acordando de Alonso Fernández de Avellaneda (o Juan Blanco, Jerónimo Pasamonte, Fernández Zapata (párroco de Avellaneda) o...Lope) pero en ningún modo ha olvidado al manco.
ResponderEliminarTuvo la virtud el apócrifo Quijote de estimular el talento y la gracia de Cervantes para convertir su canónico libro en otra obra de arte que pudo finalizar antes de su propia muerte.
(Principio de acción-reacción)
Nuena respuesta. El tiempo pone cada cosa en su sitio.
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