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Mariposas de Auschwitz, de Sandra Encaoua |
—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
El amor no conoce límites.
ResponderEliminarEl horror tampoco.
Los conocen, pero los ignoran.
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