Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 9 de julio de 2021

Hemisferios

Cerebro humano, de Leonardo da Vinci

Siempre vivía en guerra conmigo mismo, era como si cada decisión que tomara, por muy razonada que estuviera, tuviera que ser supervisada e inmediatamente censurada por mi otro yo. Tan difícil llegó a ser la situación que opté por dividirme verticalmente en dos partes. No fue muy problemático ya que la mayoría de los órganos vitales eran dobles. El problema se planteó básicamente en el hígado y en el corazón, únicos y claramente lateralizados. Para poder hacer una vida más o menos independiente nos adaptamos juntándonos cada poco tiempo para que mi hígado pudiera limpiar su parte y su corazón bombeara mi sangre. Los periodos de separación, que llamábamos libres, gracias a una perfecta planificación y entrenamiento, eran cada vez más prolongados, pero nunca pudimos estar separados más de media hora, lo que incidía en nuestras relaciones y en nuestro trabajo. Eso hizo que, probablemente debido a estructuras comunes del cerebro y tronco del encéfalo, entráramos al mismo tiempo en una profunda depresión. Pensamos en suicidarnos pero, aunque nuestro odio era cada vez mayor, sabíamos que si lo llevábamos a cabo, la muerte de cada uno condicionaría el fallecimiento de la otra parte, ya que ni él podría vivir sin mi hígado ni yo sin su corazón.

Tan grande era nuestro sufrimiento que quedamos un día para hablar e intentar solucionarlo de la forma que fuera. Nos reunimos una tarde y, tras unirnos y volver a estar limpia y bien bombeada la sangre, volviendo a ser uno solo, aflorando como siempre el odio y no encontrando solución, decidimos llevar a cabo el suicidio y, para no sentirnos culpables de la muerte de la otra mitad, nos fundimos en un prolongado abrazo con el juramento de no separarnos. Tras tomar la cicuta, acunado por mi yo emocional y mi opuesto racional, fallecí.

4 comentarios:

  1. Genial. Para mí lo q digo en primer lugar es lo q me trae a mi pensamiento el relato. No creo en la transversalidad tan cacareada ni en hojas de ruta. Pq es cierto q muchas veces puede gustarte lo que haces y al mismo tiempo,no. Yo aquí siempre parafraseo a Serrat, es la mierda de la conciencia. Y para vivir desdoblado en un sinvivir, mejor adiós mundo cruel

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    1. En ese caso hay que elegir: acuerdo, paciencia o disolución.

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  2. La frase "todo el mundo es necesario pero nadie imprescindible" no es siempre cierta

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    1. Cuando existe una relación, aunque una parte sea la que decida y mande, la otra siempre estará allí, para bien o para mal.

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