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El pan de fiesta (Castilla) de Joaquín Sorolla y Bastida |
Los veinte ancianos que completaban la nómina del pequeño pueblo castellano hicieron una recolecta de un euro por persona, para comprar una fregona, un cubo, una escoba y el recogedor, y poder así adecentar la iglesia y el casino. Una vez realizada la compra y viendo que, por su avanzada edad, ninguno podía llevar a cabo la tarea propuesta, decidieron donarla para la rifa que se hacía con motivo de las fiestas del Santo Patrón. La jornada transcurrió de la forma en que se esperaba, el baile fue todo un éxito a pesar de los quebrantados huesos de los vecinos, hubo una comida en la que cada uno aportó lo que pudo y quiso —a destacar la carrillada del alcalde—, y los cuatro ganadores del sorteo se fueron felices cada uno con su premio.
La iglesia y el
casino se quedaron en espera de otra oportunidad.
¡Buena decisión! Primero la cerveza y las tapitas.
ResponderEliminarLuego ya veremos.
Es una manera de celebrar lo bueno y olvidar lo malo.
EliminarQue mejor que echarselo encima, olé
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