Una boda aristocrática, de Federico Jiménez Fernández
Confesé a mis padres lo que había hecho, pero no quisieron perdonarme. Me
había casado en secreto con Puchi, mi osito de peluche. Era un amor y tenía una
mirada tan tierna y amable, que me enamoré y decidí pasar toda la vida con él.
No se enfadaron por la boda, lo que les molestó es que lo hubiera
mantenido en secreto. Estuvieron meses sin hablarme. No sabían cómo decirme que
mi padre tuvo una aventura con Mamá Osa, y que yo había heredado su nariz chata
y esa manera tan extraña de llorar.
¡Qué encanto de familia!
ResponderEliminarSi son bien avenidos ¿Qué más da que sean osos?
EliminarEspero no sea alérgico a los ácaros, jijiki
ResponderEliminarSe superaría con amor.
Eliminar