![]() |
El triunfo de Baco (fragmento), de José de Ribera |
—¿Eduardo Barcal Olmo?
—¡Vaya!
Ya era hora de que acercara, he notado que lleva tiempo siguiéndome ¿Cómo sabe
mi nombre? ¿Qué quiere de mí?
—Solo
presentarme, Eduardo.
—No
será solo eso, algún motivo más tendrá, digo yo.
—Efectivamente,
me gustaría que habláramos, tenemos muchas cosas en común.
—¿Con
ese porte y esos modales tan refinados que se gasta? No lo creo.
—Yo
también me llamo Eduardo, concretamente Eduardo Barcal Olmo, como usted, y nacimos el
mismo día y a la misma hora. Puede que no lo recuerde, pero crecimos juntos, de
hecho, fuimos al mismo colegio, compartimos juegos y amigos.
—Imposible,
eso no se olvida.
—Somos
de la misma promoción de medicina, así lo quiso nuestra madre.
—Mi
madre sí. La suya, ni lo sé ni me importa.
—Se
volcó con nuestra educación. No tuvimos hermanos.
—Soy
hijo único ¿cómo lo sabe?
—Yo
también soy hijo único, de la misma madre. Ana, una gran mujer. Descanse en
paz.
—¿Hijos
de la misma madre y no somos hermanos? ¡Está desvariando, haga el favor de
dejarme!
—No
puedo, la realidad es que nunca nos hemos separado.
—¿Quién
es usted, por Dios?
—Haga
un ejercicio de memoria ¿Seguro que no me reconoce? ¿Tanto ha cambiado?
—No
sé a qué se refiere.
—A
su proyecto de vida cuando se abandonó a la bebida ¿Lo recuerda?
Eduardo
terminó su copa y salió del bar mirándose de soslayo en un espejo.
El tiempo es un universo paralelo. Aunque seamos la misma persona, no es fácil que nos reconozcamos, porque sí, claro que cambiamos.
ResponderEliminarLo que no sé es si, pudiendo conocernos en ese otro universo, seríamos capaces de cambiar nuestro modo de vida, nuestros defectos, nuestros vicios... Nuestro futuro.
El pasado, el presente y el futuro cambia alrededor nuestro. Es el tiempo el que cambia, el que se adapta, el que corre lento o rápido de acuerdo con nuestro momento. Nuestra acción de hoy hará un tiempo distinto. Nosotros mandamos.
ResponderEliminar