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Esta noche es Nochebuena, de Joaquín Sorolla |
Cogió
el primer tren de vuelta a casa, aunque nadie lo esperaba. Sabía que su mujer
nunca le había perdonado lo que pasó la última Nochebuena. Aquella noche bebió
más de la cuenta y ella se lo echó en cara, no pudo contenerse. Había pasado un
año y era hora de volver a casa, las fiestas navideñas siempre son un buen
momento para el reencuentro, para la reconciliación y para hacer nuevos
propósitos.
Aunque
no había vuelto a beber desde aquella noche, se tomó unas copas para animarse
—Será una sola, se controlarme, se dijo—. La puerta estaba abierta, dudó, terminó
la botella y entró. Ella intentó escapar pero la empujó contra la pared y la
mandó callar, gritaba y le tapó la boca, le dio una bofetada, estaba histérica,
tenía que tranquilizarla.
—Te quiero, le dijo,
escúchame, esta Navidad será todo distinto, palabra.
Espeluznante relato. "Es que estaba borracho" dirían, pero la c un culpa no es de la botella sino del agresor.
ResponderEliminarCuando una persona se deja dominar por el alcohol deja de ser persona.
Borracho o no, seguirá siendo como es, con todas sus connotaciones, sin excusas.
EliminarNo deja de ser persona. Se vuelve enferma y como tal hay que tratarlo y ayudarlo a salir. El alcohol deshinbe y saca lo peor de cada uno. Pero es una droga y de las duras, aceptadas socialmenye
ResponderEliminarEs una víctima de sus hábitos, de sus debilidades o de sus inconsciencia. Otras son víctimas inocentes de él
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