Reflejo
azul, de Leonid Afremov
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—Sentado
en el sillón, dejé de leer un libro que había sacado de la estantería y me distraje
mirando por la ventana. Estaba lloviendo y en la calle solo paseaba un joven, acercándose
con cierta prisa, buscando refugio bajo los balcones.
—Entré
en el baño, me sequé el pelo, me quité la ropa empapada y, cansado después de
la carrera bajo la lluvia, me senté en el sillón y comencé a leer el libro que
acababa de comprar, no sin antes asomarme a la ventana y ver a un hombre que se
alejaba achacoso bajo la lluvia, buscando el refugio de los balcones.
La vida, que pasa rápida, se extingue lentamente sin que lo notemos
ResponderEliminarO notándose
ResponderEliminarNuestras vivencias no nos don exclusivas.
ResponderEliminarNuestras vivencias no nos don exclusivas.
ResponderEliminarGracias por tus letras compartidas. A veces me recuerdan a algunos cuentos de Galeano.
ResponderEliminarSigue, por fa!
Gracias a ti por leerme y por tu más que generosa comparación.
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