Pastores, médicos, labradores, fariseos y ganapanes,
campesinas, limpiabotas, soldados,
marineros, zapateros, escribas, aguadores, maestras, reyes y magos, estudiantes
y jubilados, prostitutas, mecánicos, ministros, modistas, plateros, bomberos, generales,
actrices, chapineros, prestamistas, toneleros, albañiles, porteras y otros
muchos miembros de las más diversas profesiones, se habían puesto en camino
siguiendo la potente luz del cometa.
Al llegar a un pequeño pueblo, la comitiva se paró a
descansar, se repartieron la comida y el vino y estuvieron cantando a un
pequeño, que había nacido en una cueva, pero los Reyes, rodeados de los generales,
presidentes, ministros, prestamistas, escribas y fariseos, distraídos como
estaban con sus preocupaciones, no se percataron y siguieron su camino.
Al darse cuenta quisieron volver, pero el cometa ya no
alumbraba y la fiesta se había acabado.
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La adoración de los Reyes, de Alberto Durero
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Cin lo cual se encontraron solos y pudieron disfrutar de la visión del niño sin gente
ResponderEliminarCierto, los Reyes disfrutaron más, pero ¿y el niño, con quién estuvo mejor?
ResponderEliminarRecomendable el villancico de Gloria Fuertes.
Llena el paisaje más idílico o la playa más paradisíaca de gente y mira dónde se puede disfrutar más
ResponderEliminarOs recomiendo la lectura de un libro de Mario Vargas Llosa llamado La Guerra del Fin del Mundo... no es en el nacimiento pero sí en su camino.. y los Reyes eran los únicos que no estuvieron con Él, pero el resto de la gente sí estuvo a su lado todo el tiempo. Leni Lavado
ResponderEliminarBuen libro.
EliminarLa histria se repite.