Se entretuvo mirándose al espejo
mientras se anudaba la lazada al cuello, y se hizo varios selfies intentando
captar lo dramático de la situación.
Terminada la sesión, se sentó y
eligió la foto en la que se veía más serio, con gesto de dolor, abotagado, con
la lengua fuera y alguna lágrima en la mejilla.
Compartió la foto por facebook, la
subió a su blog personal y la envió por wasap a su lista de amigos y
familiares, encendió un cigarro, se sirvió una copa y esperó un rato a ver las
respuestas, por si le llegaba algún "me gusta", mensaje o emoticono.
Con la copa ya vacía, se levantó, se
volvió a poner la lazada al cuello y le dio una patada a la silla en que se
había subido.
Obra destacada del mes de junio (mención) en el Taller de Minificciones de Ficticia, con el tema Redes Sociales
Esto es muy real, entre los adictos a las redes sociales puede haber suicidas. Hago un llamamiento a los dependientes de las redes sociales, por si mueren próximamente, que manden un WhasApp para saber de una vez si hay vida después de la muerte o no. Leni Lavado
ResponderEliminarVida después de la muerte, no sé, pero wasap, no he oído que exista.
ResponderEliminarUn minuto es un minuto y cada minuto tiene su momento, lo interesante seria acertar el uno con el otro. A veces todos lo conseguimos
ResponderEliminarServimos para aquello que nos sirve o al reves y vamos cambiando en el tiempo.
Creo que el protagonista era mas alcoholico que adicto al facebook. Copa y patada me dan que pensar. Hoy fue facebook, mañana sera otra cosa?
ResponderEliminarUn esclavo de si necesidad de reconocimiento , como tantos necesitados de su minuto de gloria, que han encontrado en las redes sociales su razón de existir.
EliminarPuede tratarse de una razon pasajera, pero la copa puede hacer confundir el fin con el medio, y quedarte en él equivocadamente
ResponderEliminarNi un me gusta, lástima de ciberespacio, cachis
ResponderEliminarBienvenido al blog y gracias por tu comentario.
EliminarLástima de soledad.