Como todos los días desde hacía semanas o quizás meses,
volví a la esquina de siempre con la esperanza de verla. Era una tarde brumosa
de cielo pesado y gris y yo dejaba pasar el tiempo mirando el escaparate de la
librería cuando me pareció ver reflejado su perfecto rostro en el cristal.
Fue un segundo, como una visión fugaz, que me hizo volver la
cabeza, para encontrarme por fin con ella… pero ya se había ido.
¿O es que aún no había llegado?
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Morning in Monaco, de Tom Blackwell
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No era un reflejo era un personaje que escapaba de su libro. Leni Lavado
ResponderEliminarUn reflejo de esperanza o eesengaño
ResponderEliminarEntonces debía ser desengaño porque la esperanza es la última que se va. Leni Lavado
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