Recuerda ciertos momentos lejanos de esperanza y felicidad,
pero también vive con resignación los días pasados de engaños e infidelidades,
de ausencias injustificadas, de soledad, de desprecio y de miedo en las noches
de alcohol y palizas… y entonces maldice en silencio su suerte y su entrega de
tantos años, sin haber recibido siquiera el beneficio del reconocimiento.
Hoy, en el humilde dormitorio que ambos comparten, bajo la
luz mortecina del atardecer tamizada por el viejo visillo, su rabia estalla y
el desamor se muestra paciente y callado mientras le pone la crema en los
talones, le cambia los pañales y le da la papilla.
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El último viaje, de Emma Cano
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Quizás meses atrás, cuando él, ya tembloroso no atinaba el boton con el ojal de la camisa, ella urdió la mayor de sus venganzas.. cuidarlo.
ResponderEliminarozz
Un acertado comentario y nuevamente un encadenado cargado de sensibilidad.
EliminarGracias por tus comentarios, anónimo.
Una vez me dijo un vecino: " Me he separado porq no quiero estar en ninguna lista de maltratadores ni maltratados"
ResponderEliminarMe parecio muy buena idea
Hemos visto tantas veces mujeres que en su tiempo fueron maltratadas y ahora son cuidadoras, que esta historia se nos hace familiar
EliminarDa muy mala sensacion, me gustaria un futuro mejor. Lo q saco y le enseño a mis hijos es q jamas se dejen maltratar en ningun ambito, porq el abuson esta en tos laos y el maltrato engendra maltratadores. Creo q es la mejor manera de prevenirlo. Desde la escuela...
EliminarUna realidad.
EliminarGracias por tu comentario.