Marina

Marina
Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

viernes, 12 de junio de 2015

Hogar

Recuerdo la casa con una luz tamizada por cortinas tupidas y oscuras. Los muebles eran antiguos y las estanterías estaban llenas de adornos pasados de moda, de esos que ahora llaman “vintage”, aunque en realidad sólo eran objetos de escaso valor. El salón era grande, tenía un sofá y cuatro sillas y un aparador de estilo castellano, con su mueble bar y la  televisión, habitualmente encendida aunque nadie la viera. Al fondo mi cuarto y el sobrio dormitorio de madera de nogal de mis padres, en el que destacaba la imponente figura de un crucifijo en el que se habían esmerado en resaltar todos los estigmas de la pasión.

He tenido la oportunidad de volver al cabo de los años, los propietarios que la compraron la habían puesto en venta y no resistí la tentación de curiosear. Fue una experiencia extraña, nada más entrar me impresionó la claridad y el color blanco que dominaba cada una de las estancias, desde mi punto de vista algo excesivo, y el gusto  minimalista en el mobiliario y la decoración. Sólo la distribución de las habitaciones me permitió encontrar alguna conexión con ese entorno en el que tantos años viví.


Me sentí decepcionado pero, al cerrar la puerta, me pareció oír unas pisadas infantiles y una voz que decía “vuelve pronto”.

Interior salón azul, de Manuel García Blázquez

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