Mariano miraba al suelo sin atreverse a levantar la cabeza. «Pastora —le decía mientras caminaba—, esto tenemos que arreglarlo, con el millón de euros que me ha tocado en la lotería, vamos a conseguirlo»
La Pastora rebuznó, movió el rabo para espantarse las moscas, y se quedó parada con la mirada fija en Mariano.
—¡Venga ya, Pastora, vamos a seguir!, que como yo no sé de letras ni de números y tengo poco entendimiento, no me van a admitir en ningún sitio, pero con este boleto voy a presentarme al señor secretario, le voy a ofrecer un buen pellizco y verás cómo me aúpa. Con el resto, ya veremos, pero, vuelvo a decirte, esto hay que arreglarlo, y con dinero todo es más fácil. Me cambio de ropa, me pongo una corbata, me peino, me planto una sonrisa y, con mi porte, mis cuartos y una buena campaña, seguro que llego a alcalde. ¡Qué sí, Pastora! Tú tampoco tienes entendederas, ni sabes escribir y solo rebuznas, pero tienes el establo muy bien apañao.
Pues si, de cuanto más dinero puedas disponer, más voluntades puedes comprar. Y, si en vez de dinero tienes votos pues mucho mejor. Así, si quieres puedes ir a las gala de los Goyas en Falcón (y volver)
ResponderEliminarEs cuestión de creer que el dinero y el poder lo consiguen todo, que, por otra parte lo tienen.
Así nos va. Las promesas no cuestan dinero y los resultados, si es que los hay, son absolutamente manipulables en su interpretación.
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