Marina

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Marina, de Ezequiel Barranco Moreno

sábado, 5 de febrero de 2022

Rebelde

Laurette con un vestido verde, de Henri Matisse

«La que con verde se atreve, por guapa se tiene». Este antiguo refrán, válido también para el género masculino, fue el que le dio la novedosa idea al gobernante: Ordenaría a la población más favorecida que se vistiera de ese difícil color. La estrategia sirvió y, en poco tiempo, con una sola mirada aérea, era capaz de catalogar a todos los habitantes según su belleza o era una desviación estadística inevitable el concepto que cada uno tuviera de sí mismo.

A la vista del éxito de la medida, decidió ampliarla y, dependiendo de los intereses y necesidades administrativas, dispuso que los deprimidos se vistieran de negro, los felices de blanco, los enamorados de rosa, los entusiastas de amarillo, los místicos de púrpura, etcétera. A los inestables y bipolares se les permitió, en clausula anexa, vestir de rayas y, para aquellos que tenían matices en su rasgo predominante, creó un listado de complementos corbatas, sombreros, cinturones o bolsos—, de variados colores para su clasificación.

Un día las fuerzas de orden detuvieron a un ciudadano que se paseaba con el torso desnudo. El presidiario hoy viste de negro, y los ciudadanos usan complementos, más o menos disimulados, de igual color.

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