La persistencia de la memora, de Salvador Dalí |
Nos apenó que no le quedara ni un recuerdo para rellenarlas, y eso que mi hermana lo guardaba todo, hasta el detalle más insignificante que le permitiera revivir tiempos pasados, como su triciclo, el elástico, la cartilla escolar, el retrato de su madre, sus dibujos, los tres cuentos que escribió, y las cartas de su novio; pero también jeringas sucias, el cuchillo con el que acabó con el camello, la cara del guardia del correccional, dos balas que no llegó a utilizar, la papelina adulterada, la última foto, y el diario que dejó inacabado antes de su extravío.
A nosotros nos queda mucho que escribir... y olvidar.
A mí me queda mucho por olvidar.
ResponderEliminarOjalá pudiéramos elegir lo que queremos olvidar o recordar.
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