Cocodrilo verde, de Ixrael Montes |
Al abrir el mueble de debajo del lavadero me encontré un pequeño cocodrilo, al principio pensé que podía ser una lagartija o una salamanquesa, pero no, era un cocodrilo recién nacido que había salido del desagüe. Al verme no se asustó, al contrario, empezó a mover la cola y se me acercó. Lo cogí, lo acaricié, le di algo de comer y se quedó dormido en mi regazo. Desde entonces lo he tratado como un hijo, lo he visto crecer, aprender a leer y escribir, comenzar a salir con amigos, fumarse sus primeros cigarros y presentarme a cada una de sus cuatro novias.
Siempre ha sido
uno más de la familia, especialmente desde que a mi marido lo mandaron a la
guerra, pero en estos últimos meses lo he notado raro e irritable, como si no
quisiera estar en casa. A veces pienso que viene bebido, que me falta dinero de
la cartera, hay noches en las que no viene a dormir y otros días los pasa
encerrado en su cuarto. Para colmo, mi amiga íntima se ha encaprichado y se
acuesta con él.
Lo que no han variado mucho es, por lo que veo, los problemas de la adolescencia.
ResponderEliminarAunque no se cuál será la edad de la adolescencia de los saurios.
El problema es que tampoco sabemos cuál es la edad de la adolescencia.
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