Jardín de la Casa Sorolla, de Joaquín Sorolla y Bastida
Me bastó la sombra del naranjo, la gama roja, amarilla y blanca de las
flores, el aroma de la dama de noche, el frescor de los arriates y el trino de
los gorriones para abarrotar los quince metros cuadrados de mi jardín. Acudieron
a la cita como invitados —todos ellos muy locuaces— mis recuerdos, mis fobias,
mis sueños, mis satisfacciones y enfados, mis anhelos, mis amores pasados y mis
promesas futuras. No pararon de hablarme y rodearme en el banco en que, algo
abatido, me senté, y que desde detrás de la verja parecía vacío.
—Tú estás en lo cierto, Sancho —dijo don Quijote—. Vete adonde quisieres y come lo que pudieres, que yo ya estoy satisfecho, y solo me falta dar al alma su refacción, como se la daré escuchando el cuento de este buen hombre.
Marina
sábado, 3 de abril de 2021
Fiesta en mi patio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay ausencias (presencias) que son recuerdos, fobias, satisfacciones, enfados y anhelos.
ResponderEliminarPor supuesto están los amores pasados y los futuros anhelos qué no dejarán nunca de estar con nosotros ni nosotros seremos capaces nunca de olvidarlos.
Todas esas cosas son las que conforman nuestra identidad.
Eliminar